Más que una dieta es una oda al sentido común que se basa en una sencilla premisa: comer más alimentos “reales”, es decir, lo menos procesados posible. Lo interesante es saber qué alimentos forman parte de este movimiento y cuáles no.
Un truco sencillo para saber distinguir la comida real es aquella que está formada por menos de cinco ingredientes. Así, podríamos introducir en nuestra dieta una conserva de tomate porque sabemos que el tomate es su ingrediente principal. Lo lógico es meter en nuestro carrito de la compra alimentos frescos cuyo procesado haya sido mínimo, por ejemplo, cortarlo y embolsarlo o congelarlo.
Además de la evidencia de que los alimentos frescos que tienen un origen natural tienen más sabor y mejor textura que los ultraprocesados también es lógico pensar que son más saludables. La idea es intentar volver a los orígenes, además de comer sano, contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente comprando alimentos cercanos.
Muchos alimentos que parecen “inofensivos” llevan, por ejemplo, una gran cantidad de azúcar para facilitar su conservación durante más tiempo. Eso nos lleva al siguiente punto: las enfermedades que los alimentos ultraprocesados como la bollería industrial fomentan: obesidad, problemas cardiovasculares, cáncer…
Llevar una dieta natural, sana y con alimentos reales tiene una condición: tenemos que cocinar más. No es lo mismo comprar un gazpacho ya preparado que cocinarlo en casa con ingredientes naturales. Si crees que no tienes suficiente tiempo durante el día para dedicarte a ello, siempre puedes emplear una tarde del fin de semana y congelar los alimentos para toda la semana. Siempre será mejor que comprar al día.
Cuando vayas al supermercado a hacer tu compra semanal recuerda que no fallarás con alimentos como frutas y verduras frescas, legumbres, cereales, huevos, lácteos frescos, carne y pescado o aceite de oliva.