Los ataques de hambre pueden venir derivados de muchas causas. Las circunstancias que nos envuelven conforman varios tipos de “hambre”. Ante esto, muchas veces comemos sin pensar cuando lo que deberíamos hacer es preguntarnos de dónde viene el apetito y por qué.
-
“Comer por los ojos”: No importa si estás saciado o no, en este caso sientes necesidad de comer un alimento solo porque es atractivo a la vista. Culpable de esta necesidad es, en ocasiones, la publicidad que hace que los alimentos parezcan más apetitosos a tus ojos. Y es que la vista es un potente sentido y es capaz de anular las señales de saciedad que nos manda nuestro organismo.
- “Hambre de olores”: Hay ciertos olores como el del pan recién hecho que nos resultan especialmente tentadores o situaciones que nos incitan a consumir alimentos como el olor de las palomitas a la entrada de un cine. Hay diversos estudios centrados en demostrar que el sentido del olfato tiene por sí mismo una capacidad saciante aunque no hay resultados concluyentes.
- “Hambre del curioso”: Hablamos del comportamiento alimentario de ciertas personas que tienen la necesidad de probar constantemente nuevos sabores. Esto no sería un problema sino fuera porque, como en los demás casos, este tipo de hambre te puede pillar en cualquier momento. Intenta preparar comidas con variedad de alimentos, de texturas y de sabores, y que los alimentos exóticos sean, sobre todo, frutas o verduras.
- “Ataques de hambre (de estómago)”: Los ataques de hambre nos llevan a comer de forma desmedida en un muy breve espacio de tiempo. Muchas veces esto ocurre no por hambre sino por ansiedad. Si este apetito repentino viene a horas distintas, acompañado por nervios, inquietud y además te apetece algún alimento concreto probablemente sea lo segundo. Ante esto, antes de tomar la decisión de darte un atracón, respira profundamente o realiza algún estiramiento y si aún así no puedes resistirte opta por tomarte un té o una fruta.
-
Hambre celular: Responde a una cuestión de supervivencia. Se ha estudiado que, en términos generales, tenemos preferencias en cuanto a sabores: preferimos el dulce por la predisposición genética a la supervivencia. Aunque entendemos que muchos alimentos que el cuerpo tiene tendencia a pedirnos para funcionar de manera óptima son caprichos, de vez en cuando hay que escuchar al organismo cuando nos pide chocolate, frutos secos, queso…
- Hambre “sentimental”: Es el tipo de hambre que se siente como una reacción directa a un vacío sentimental y que sirve para compensarlo. Así, los desequilibrios con los alimentos son consecuencia muchas veces de desequilibrios sentimentales. Cuando te sientes bien, reconfortado, eres capaz de darle a los alimentos la importancia que tienen. De otra forma, como se entiende que comer es un placer, podemos tender a cubrir con esto insatisfacciones de algunos aspectos de nuestra vida.
Sabiendo a qué tipo de hambre te enfrentas es más sencillo encontrar la solución más adecuada. Aunque si en algún momento caes en la tentación recuerda siempre puedes ponerte tus mallas de fitness AppleSkin, anticelulíticas y con efecto adelgazante, y optar por un poco de ejercicio extra, el otro pilar imprescindible para llevar una vida saludable.