Es verdad que lo ideal es entrenar, al menos, tres días a la semana y durante un tiempo aproximado de media hora, pero menos es nada. Si solo tienes un día para practicar ejercicio en el gimnasio debes tener en cuenta dos cosas: rendir al máximo en tu sesión y hacer pequeños esfuerzos rutinarios en tu día a día.
Eso sí, si entrenar solo una vez a la semana no puedes llegar al gimnasio y volverte a casa en 30 minutos, la sesión tendrá que ser algo más larga e intensa si quieres notar algún resultado a la larga.
¿Cómo puedes organizar tu tiempo? Expertos como Jesús Fontecha, en un artículo para Vogue España explica que puedes dividir tu entrenamiento en las siguientes fases: Una hora de ejercicio cardiovascular, 45 minutos de tonificación general y 15 minutos de estiramientos. ¿Y si hablamos de ejercicios concretos? Tonificar con una sesión de HIIT, realizar un trabajo cardiovascular como bicicleta, cinta de correr o elíptica y terminar con unos minutos de estiramientos.
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Eso sí, durante el resto de la semana te va a tocar trabajar un poco, aunque prometemos que solo tendrás que cambiar algunas rutinas diarias. Por ejemplo, si entra dentro de tus posibilidades, plantéate ir al trabajo caminando, al menos durante un tramo; la bicicleta también es una buena opción, especialmente ahora que empieza el buen tiempo; olvídate de que hay un invento llamado ascensor y utiliza las escaleras de tu casa y del trabajo y póntelo un poco difícil en la oficina: deja cosas fuera de tu alcance como el teléfono o la impresora para que no te quede más remedio que moverte un poco.