El running es una de las actividades que más pasiones levanta. A la hora de comenzar a hacer ejercicio, muchas personas optan por correr porque pueden adaptar la actividad a su ritmo, porque es económico y porque, según dicen ¡engancha! Lo cierto es que tiene muchísimos beneficios, pero cuando no estás acostumbrada a correr tu cuerpo puede experimentar nuevas sensaciones. Te contamos a qué nos estamos refiriendo.
Partimos de la base de que tu musculatura y tus huesos no están acostumbrados a esta actividad. Por eso, más allá de la mejora física y mental que notarás con el tiempo puede que percibas algunos «efectos secundarios» y pasajeros, que al principio pueden resultarte algo incómodos.
Rozaduras
Puedes notarlas en los pies por lo inadecuado de las zapatillas, el interior de las piernas, especialmente si corres con pantalones cortos, incluso en los pezones, en el caso de que no lleves un sujetador deportivo adecuado. Dedica un tiempo a escoger la ropa de deporte que se adapte a ti, a tu nivel y a los movimientos de tu cuerpo, que sea transpirable y que no apriete, pero tenga una buena sujeción. También puedes usar vaselina e hidratarte bien la piel para evitar las molestias de las rozaduras.
Flato
Es muy común y seguro que ya lo has experimentado en alguna ocasión. Se trata de un dolor que aparece cuando corres, causado por el diafragma cuando los ligamentos que se unen se estiran. Es muy molesto cuando lo sientes en el momento de correr, pero puedes solucionarlo con unas respiraciones profundas y reduciendo el ritmo.
Temblor en las piernas
Y también calambres, ambos cuando ya has terminado el ejercicio y tu cuerpo se relaja. La alimentación del deportista es muy importante, no solo antes del esfuerzo, también después para una mejor recuperación. Cuando corres pierdes electrolitos – sodio y calcio – y tienes que recuperar esa carencia. Ah! Y la hidratación es fundamental para cualquier deportista.
Boca con sabor a sangre
Es un sabor metálico desagradable, causado por la liberación de glóbulos rojos y de hierro. Sueles notarlo en las encías y garganta. Está asociado con un gran esfuerzo, pero es importante que la sensación sea temporal. Si notas sabor a sangre cada vez que practicas running, deberías consultar con un especialista.
Como se suele decir, ¡los comienzos son duros! Pero no te des por vencida, estamos seguros de que correr te ayudará a mejorar tu estado de forma tanto física como mental. ¡Adelante!