El yoga nunca ha llegado a pasar de moda pero en estos días de confinamiento en los hogares está siendo una verdadera revolución. Muchos se han animado a probar sus beneficios que no solo afectan al cuerpo sino también a la mente y lo han utilizado para mantener la calma y conseguir relajarse en tiempos complicados. Practicar yoga en casa, el gran descubrimiento durante el confinamiento que muchos ya han incorporado a sus hábitos diarios.
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El yoga es una técnica milenaria que equilibra el cuerpo, la mente y el espíritu. Nos ayuda a conectar con nuestro organismo, sentir cada movimiento y, además, meditar, un factor muy importante en el yoga. Muchos profesionales de esta disciplina han trasladado sus clases al entorno virtual. Existen multitud de aplicaciones, vídeos y tutoriales en internet especialmente pensados para principiantes.
Entre las ventajas a nivel físico y corporal, el yoga en sus diferentes variedades te ayuda, sobre todo a tonificar, a mejorar la flexibilidad y a aumentar la masa ósea y a reforzar tus articulaciones. En el yoga, como en todos los deportes y actividades físicas, hay niveles, pero es una disciplina perfecta para ir avanzando poco a poco, desde el primer día. Por tanto, está abierto a todo tipo de personas, independientemente de su sexo, edad o condición física.
Paliar el estrés y encontrar la serenidad
Hoy nos centramos en desgranar los beneficios mentales del yoga. Hay ciertas hormonas que se liberan con el ejercicio de esta disciplina, entre ellas serotonina, dopamina, oxitocina y noradrenalina, que están implicadas en la gestión de las emociones y en la sensación de felicidad. Pero, más allá de esto, la respiración, que es una de los elementos fundamentales a los que hay que prestar atención en la práctica del yoga, nos ayuda a poner el foco en nosotros mismos. La respiración es una disciplina de relajación demostrada.
El yoga supone un alivio natural de la ansiedad, por eso se recomienda en este momento, en el que la incertidumbre provoca preocupación y estrés. El cuerpo pasa de estar en tensión a, mediante la relajación, un estado más relajado de los músculos.
Existen posturas que no suponen ninguna complicación técnica como savasana, tumbada boca arriba; la postura de los pies en alto, con la espalda en el suelo y las piernas apoyadas en la pared en un ángulo de 90º o la conocida como postura del niño o balasana, de rodillas, con las piernas separadas y el cuerpo vencido hacia delante como en posición de rezo. Todas ellas son posturas que descanso que no tienen ningún impacto y no deben provocar ningún dolor o molestia.
Para practicar yoga lo mejor es que lleves ropa específica para esta actividad, que no te oprima. Las mallas anicelulíticas AppleSkin se adaptan a ti como una segunda piel permitiéndote todo tipo de movimientos.