Una caminata enérgica. Así es como se define esta modalidad de hacer ejercicio. Y aunque no es nuevo (lo llevamos viendo toda la vida) parece que salir a caminar a un buen ritmo es tendencia tras la fiebre del running. Y es que los paseos están infravalorados.
El power walking se presenta no solo como una alternativa a quienes no les gusta correr o para quienes quieren bajar el ritmo entre jornadas de entrenamiento, también es una disciplina por sí misma, muy recomendable para personas que no están acostumbradas a hacer ejercicio de alta intensidad o para aquellas que tienen un peso muy superior al que deberían por salud.
Sí, estamos hablando del simple acto de caminar, pero teniendo en cuenta unos elementos concretos: intensidad, ritmo, la pisada o la postura corporal. Eso es lo que marcará la diferencia entre dar un paseo tranquilamente o estar realizando ejercicio de verdad.
Una sesión normal de Power Walking (también conocido como Smart Walking) dura entre 45 y 60 minutos. Por poner un ejemplo podemos hablar de una distancia a recorrer de entre cinco o seis kilómetros, con un ritmo de unos 9 min/km y un gasto calórico total de aproximadamente 400 calorías. Lo ideal, si no hacemos otro ejercicio, es entrenarnos unas tres o cuatro veces a la semana.
Nuestra zona de quema de grasa se encuentra entre el 65 y 75% de nuestra frecuencia cardíaca máxima y, por ello, esta actividad es perfecta para perder peso y también para tonificar los músculos del tren inferior. Al ser una actividad de bajo impacto, es ideal para mejorar la celulitis, sobre todo si la complementas con el uso de las mallas anticelulíticas y con efecto adelgazante AppleSkin o, si lo prefieres con la faja AppleSkin, pensada para reducir la piel de naranja y moldear tu figura.
El Power Walking también requiere su técnica y es que se le presta mucha atención a la pisada y a la postura corporal. En el primer caso, la pisada debe comenzar por el talón y culminar en la punta de los dedos en un movimiento amplio. Si no andamos de forma correcta podemos correr el riesgo de sufrir una lesión por sobrecarga de los tendones o músculos de las piernas.
En cuanto a la postura corporal, hay varios preceptos que hay que seguir: el tronco debe permanecer erguido, con la cabeza mirando hacia el frente y no hacia el suelo. Esto evita contracturas, una sobrecarga muscular y favorece la respiración. Para que el ejercicio sea más efectivo es aconsejable mantener el abdomen y los glúteos contraídos para trabajar los músculos mientras caminamos. Los codos, por su parte, deben permanecer flexionados 90º y llevar las manos relajadas.