Quizá te estés preguntando “¿por qué engordo en invierno?”. Para poder responder a esta pregunta tenemos que entender primer a qué factores nos enfrentamos.
En invierno tendemos a ser más permisivos con lo que comemos, además de necesitar un extra de energía. Esta época nos incita a quedarnos en un sitio resguardados del frío: nuestra casa, una cafetería… El invierno es una época difícil para luchar contra la pereza.
De hecho, de media, solemos ganar unos dos o tres kilos. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿por qué nos volvemos más permisivos con la dieta?
La primera razón tiene relación con el frío. En general, nos apetecen platos calientes y contundentes, que nos aporten un extra de energía. Además, nos movemos mucho menos, el frío nos “obliga” a coger el coche o el transporte público con mayor frecuencia.
Psicológicamente, tenemos más hambre. Las horas de luz se reducen y nuestro cerebro produce menos serotonina y más melatonina, dos hormonas que influyen en nuestro apetito. Por eso, algunos estudios confirman que la vitamina D es beneficiosa para el peso de una persona.
Y por último, si hay un momento en el que nos dejamos llevar por los hábitos poco saludables, ese es la Navidad. Reencuentros con amigos y familiares, ganas de festejar, comida y bebida abundante… una bomba para nuestra forma física.
Es difícil luchar contra todos estos factores pero debes tener en cuenta dos cosas: la primera es que puedes seguir comiendo “platos invernales” modificando un poco los ingredientes con los que cocinas. ¿Sabías que unas lentejas las puedes cocinar con verduras en lugar de con chorizo?.
La segunda es que pasar más tiempo en casa no quiere decir que debas hacerlo tumbada en el sofá, hay una gran variedad de tablas y ejercicios para realizar en casa, así que quítate la pereza y ponte tus pantalones de deporte anticelulíticos AppleSkin. Además, los puedes llevar como una segunda piel ¡para estar más calentita! En invierno se acabaron las excusas.