Los trastornos alimenticios son variaciones en los hábitos de alimentación provocados por ansiedad, preocupación o por una obsesión con el aspecto físico y el peso corporal que desemboca en enfermedades. A pesar de que los trastornos más diagnosticados son la anorexia y la bulimia, no son ni mucho menos los únicos. Con el paso del tiempo han aparecido nuevas enfermedades relacionadas directamente con mantener un cuerpo acorde con los cánones sociales y derivados de la obsesión por la dieta y el ejercicio. Hoy te queremos hablar sobre algunas de ellas:
Ortorexia nerviosa
Se trata de una obsesión incontrolable por la comida sana y la dieta que lleva a rechazar todos los productos que no sean naturales y sanos como grasas, alimentos precocinados o comida rápida además de limitar mucho el consumo de carne roja, huevos, azúcares y lácteos. La ortorexia lleva a un control excesivo de todos los componentes que lleva la comida y quienes la sufren dedican gran parte de su tiempo a planificar su dieta, buscar alimentos especiales o puramente ecológicos, analizarlos… Su vida gira entorno a medir la calidad de los alimentos llegando a interferir en su cotidianeidad. Retirar tantos productos de su dieta hace que no reciban los nutrientes necesarios y se sientan débiles, con falta de energía y de concentración. Las personas que padecen ortorexia suelen sentir una falsa autoestima y niveles altos de ansiedad.
Permarexia
Las personas que sufren permarexia, sobre todo mujeres, realizan dietas de forma permanente pues se caracterizan por una constante disconformidad con su cuerpo y su peso. Toman como referencia dietas de moda, que aparecen en las revistas, dietas que prometen una rápida pérdida de peso pero que hacen que los kilos se vuelvan a recuperar en un breve espacio de tiempo, lo que provoca que las personas que padecenn permarexia estén constantemente subiendo y bajando de peso y cambiando unas dietas por otras. Suelen acompañar su alimentación con suplementos vitamínicos, diuréticos o productos con fibra. La permarexia hace que las personas actúen de forma obsesiva, nerviosa y sufran estrés.
Vigorexia
Posiblemente es el trastorno más conocido porque afecta cada vez a un mayor número de personas. Sus efectos son una preocupación obsesiva por el ejercicio físico y una distorsión de su propio cuerpo, conocida como dismorfofobia, que hace ver anomalías físicas en un cuerpo normal. Esto lleva a la adicción por la actividad física para desarrollar musculatura, por lo que los que sufren vigorexia pasan muchas horas en el gimnasio y ejercitándose. La dieta también se ve alterada pues es común el consumo de cantidades excesivas de carbohidratos y proteínas e incluso la ingesta de esteroides. Entre otras consecuencias, se producen alteraciones metabólicas y un posible aislamiento social ya que la persona se interesa exclusivamente por modelar su cuerpo.
Anorexia deportiva o atlética
Este trastorno se da en deportistas y se caracteriza por el miedo intenso a aumentar de peso y en última instancia, a padecer obsesidad. El objetivo es seguir manteniendo un buen cuerpo atlético y para ello combinan intensas jornadas de entrenamiento con la reducción de calorías en su dieta y de la ingesta de líquidos para una mayor definición de sus músculos. Similar a este problema, podemos encontrar la bulimia deportiva, que consiste en comer de un modo excesivo y luego intentar contrarrestar los efectos vomitando y, sobre todo, realizar deporte de manera compulsiva para evitar el aumento de peso después de la comida.
Aunque puede haber una predisposición genética para que se desarrolle un trastorno alimenticio, los factores externos como la moda, la cultura o los patrones de belleza actuales también contribuyen a la obsesión por la dieta y el ejercicio físico. Una correcta educación en hábitos saludables y la confianza en ti misma te ayudarán a no caer en este tipo de trastornos totalmente negativos para tu salud.