¿Conocemos nuestro cuerpo? Solemos lanzarnos a practicar rutinas deportivas y a seguir dietas cuando en realidad no hemos hecho lo principal: analizar qué es lo que nuestro cuerpo necesita. Para ayudar a entender mejor su funcionamiento, hoy hablamos sobre nuestras fibras musculares y cómo se forman con los distintos tipos de entrenamiento.
El tejido muscular se compone entre el 35% y el 50% del peso corporal de un ser humano, y lo podemos dividir en tres grupos principalmente:
- Esquelético: es el músculo que movemos voluntariamente, que nos permite desplazarnos y relacionarnos con el entorno. Forma parte del llamado aparato locomotor.
- Liso: es el que forma las vísceras y su contracción es involuntaria. Permite el tránsito intestinal, la contracción de la vejiga, etc.
- Cardíaco: es el músculo que forma el corazón.
El primero de ellos, el músculo-esquelético es el que más interés genera en el mundo del deporte ya que existe el interés por desarrollarlo y conseguir de él más rendimiento. Pero el tejido muscular se divide, además, por distintos tipos de fibras musculares.
- Fibras rojas
Lo de “rojas” es sencillamente porque les llega muy bien la sangre. Estas fibras se caracterizan porque funcionan con presencia de oxígeno y consumen poca energía si lo comparamos con otro tipo de fibra haciendo el mismo trabajo. Como fuente de energía utilizan la grasa y es propia de maratonianos o de personas que realizan entrenamiento de fondo ya que tienen una muy buena resistencia a la fatiga.
- Fibras blancas
Este tipo de fibras musculares tienen mala vascularización y mucha capacidad para almacenar glucógeno pero, a diferencia de las primeras, poca capacidad para utilizar grasa como fuente de energía. De hecho, al consumir mucha energía nos permiten hacer esfuerzos muy grandes, pero cortos en el tiempo.
Son fibras que desarrollan los velocistas, por ejemplo, que practican ejercicios muy intensos y de gran potencia.
- Fibras intermedias
Ni las unas ni las otras. Realmente es un punto intermedio entre las dos anteriores, en cuanto a color, resistencia a la fatiga (mediana) y funcionan tanto de forma aeróbica como anaeróbica. Lo que sí es cierto es que también este tipo de fibra tiene una gran capacidad para realizar esfuerzos intensos y cortos. Para entrenar este tipo de fibras son buenas las series largas e intensas y los cambios de ritmo, entre otras cosas.
Esperamos que a partir de ahora, cuando te pongas tus mallas de fitness anticelulíticas y adelgazantes AppleSkin y salgas a entrenar, lo harás conociendo un poco más el mapa de tu cuerpo.