Es época de nuevos propósitos tras el parón vacacional, de perder esos kilos de más que hemos ganado en vacaciones y de apuntarnos, erróneamente, a la primera dieta que nos prometa resultados rápidos y eficaces. Las dietas disociadas no suponen un peligro para la salud, al menos a corto plazo, pero abren un intenso debate sobre los beneficios e inconvenientes que ocultan.
La base de las dietas disociadas es la prohibición de mezclar grupos de alimentos en una misma comida. Es decir, que a la hora de ingerir alimentos hay que separar grasas, de hidratos de carbono y de proteínas. El fundamento en el que se apoya esta dieta es que el sistema digestivo no puede digerir conjuntamente los grupos de alimentos de forma correcta.
Sin embargo, esta teoría es errónea pues el organismo está preparado para absorber los nutrientes de los alimentos estén o no mezclados.Es más, es difícil encontrar alimentos puros que solo tengan un nutriente. Aunque predomine uno particularmente, los alimentos, por lo general, están compuestos por diferentes tipos de nutrientes, en diferentes proporciones. Podemos decir que la leche, por ejemplo, es un alimento clasificado como proteico pero eso no quita que esté compuesta también por azúcares o grasas. Esta explicación hace que el fundamento en el que se basan las dietas disociadas sea erróneo o al menos algo utópico.
Los seguidores de estas dietas defienden que los alimentos no engordan por si mismos ni por las calorías que contienen, por el contrario, es la combinación éstos lo que hace que subamos de peso. Tampoco influye la cantidad de alimentos que ingerimos porque, según sus adeptos, el organismo no aprovecha las calorías que aportan los nutrientes si se toman por separado y no juntos.
Aún así, las dietas disociadas pueden ser dietas equilibradas porque, aunque la distribución de nutrientes sea distinta al modelo convencional, pueden contener la cantidad de nutrientes necesarios para nuestro organismo. Esto es, 50-55% de hidratos de carbono, 30-35% de grasas y 15-20% de proteínas más una adecuada cantidad de vitaminas, minerales, fibra y agua.
Hay otras ventajas que hacen esta dieta apetecible como que, al poder comer de todo, es fácil de seguir; es sencilla porque no hay que ir contando calorías; acelera la digestión y no es aburrida, pues se consumen alimentos variados. Eso sí, tienes que tener claro qué tipo de nutriente aporta cada alimento en su mayoría (pues, como hemos dicho, no son completamente puros).
La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ha advertido que cualquier dieta disociada que permita comer sin medida un alimento o que incluya restricciones innecesarias de alimentos saludables conlleva cierto peligro. Y además, no hay que perder de vista, el temido efecto rebote, del que ya os hemos hablado en alguna ocasión.
Te recordamos, por último, que para perder peso son tres las normas básicas a seguir: no solo la dieta sino también una rutina de ejercicios continuada y la ayuda de complementos como las mallas anticelulíticas AppleSkin, que ayudan a eliminar esa grasa que te sobra y a combatir la piel de naranja. No olvides que antes de empezar a seguir cualquier dieta es importante consultar con un profesional, por los peligros que pudiera conllevar.