Como ya vimos, la cronobiología es la ciencia que regula tu reloj interno y tiene mucho que ver con el peso y la alimentación. Y también en el aspecto que presenta tu piel y en tu estado de ánimo. Hoy hablamos de cómo adaptar tus horarios para sentirte bien por dentro y por fuera.
Lo que necesita tu piel en cada momento
El cuerpo es sabio y tu piel (el órgano más grande que tenemos en el cuerpo) sabe que durante el día debe estar preparada para protegerte de las agresiones externas. Eso significa que la sensibilidad cutánea es mínima y además, debido a que las células muertas de la piel se regeneran durante la noche mientras dormimos, la piel presenta su mejor aspecto sobre las diez de la mañana.
Esto es importante para saber emplear bien las cremas que utilizamos: aquellas que protegen a la piel de agentes externos se utilizarán por la mañana, sin embargo las que trabajen para rejuvenecer tu piel serán más efectivas antes de dormir.
Una piel bonita también se consigue cuidando, además de tu alimentación, tu descanso. Los desajustes en los ritmos de sueño pueden afectarla directamente. Intenta dormir lo suficiente ya que quienes se acuestan muy tarde y además duermen pocas horas suelen acumular más grasa. Si duermes poco aumenta la producción de la hormona grelina, que hace que nos sintamos con el estómago vacío.
La acumulación de grasa en tu piel se traduce en la aparición de celulitis, que presenta el aspecto de la piel de una naranja, con marcas y hoyuelos. Para mejorarlo, además de las cremas que ya puedas estar utilizando puedes hacerte con unas mallas anticelulíticas AppleSkin o con una faja anticelulítica AppleSkin. Son prendas adelgazantes y que combaten la celulitis y si las combinas con ejercicio también la acumulación de grasa.
Los horarios también influyen en tu estado de ánimo. Si te cuesta horrores despertarte y te levantas sin energía prueba a recibir luz del sol por las mañanas y a acostarte más temprano. Un paseo suave a última hora de la tarde no solo te ayudará a mantenerte en forma sino que además producirá en ti un efecto relajante.
Si por el contrario, tu trabajo hace que tengas que estar espabilada a última hora del día, haz lo contrario, evita la luz del sol a primera hora de la mañana y desayuna ligero para poder conciliar el sueño. De esta manera puedes jugar con tu reloj biológico y adaptarlo a tus necesidades.
La luz es muy importante para mejorar tu estado de ánimo y mantenerte activa, pero una buena alimentación y el ejercicio también ayudan a sentirte más positiva. Por otro lado, es conveniente no olvidarse del “reloj social”, los expertos han observado que las relaciones sociales tienen un efecto directo en las funciones del organismo.