La alimentación de las personas varía a medida que va avanzando la edad. Ésta debe adaptarse a las prioridades que nuestro organismo tiene en cada momento. Aprender cuáles son los nutrientes que nos favorecen en cada etapa es garantía de una salud de hierro.
INFANCIA
La adquisición de hábitos saludables debe inculcarse en los primeros años de vida. La alimentación adecuada es la que tiene como objetivo el desarrollo y el crecimiento del niño. La talla y el peso aumentan de forma muy rápida y el organismo demanda energía y nutrientes en grandes cantidades. La base de una alimentación sana debería estar en los cereales, las legumbres, las verduras y las frutas por su aporte en carbohidratos, fibras, vitaminas y minerales, aunque las carnes, huevos y lácteos también juegan un papel importante en el desarrollo del menor.
Es una de las etapas en la que nuestro cuerpo desarrolla más cambios. Constituye la etapa de mayor crecimiento (el llamado “estirón”). Casi el 90% de la masa ósea queda constituida en la adolescencia. Es importante consumir alimentos que aporten vitaminas como las frutas y las verduras, calcio, hierro y también cinc, condicionante del crecimiento y que puedes encontrar en alimentos como los frutos secos, las ostras, las legumbres, algunos quesos y el jamón. Además de la alimentación, conviene introducir una rutina deportiva.
JUVENTUD
Las decisiones que se tomen en la juventud en materia de alimentación son fundamentales para prevenir todo tipo de problemas, físicos y estéticos. Las demandas energéticas se sitúan entre las 2.200 y las 2.800 calorías al día, inferiores a las de la adolescencia. Se deben priorizar alimentos que refuercen el sistema inmunitario. La dieta debe ser rica en vitamina A, C y E, en minerales antioxidantes y en calcio. En las mujeres, durante la etapa del embarazo conviene aumentar el consumo de pescado azul, frutas, verduras y cereales integrales así como tener en cuenta los lácteos como esenciales.
La juventud es el momento perfecto para concienciarte con tu salud futura y prevenir enfermedades del corazón, de circulación, sobrepeso y la aparición de celulitis, por ejemplo. Aunque siempre puedes utilizar las mallas anticelulíticas o la faja compresora AppleSkin para remediarlo, es mejor que siempre vaya combinado con dieta y deporte.
MADUREZ
A partir de los 40 años aproximadamente el cuerpo comienza a verse envuelto en una progresiva y lenta pérdida de masa y fuerza. El gasto calórico es aún menos importante y es necesario controlar la ingesta de comida. Durante esta etapa, en la que también se produce una fase de transición que es la menopausia, se ha de seguir una dieta rica en vegetales, verduras, hortalizas y frutas y un aporte proteico a base de legumbres, pescado, huevos y carnes. No hay que olvidarse de los cereales integrales y el aceite de oliva como parte de la dieta.
VEJEZ
Los objetivos de esta etapa son preservar la cantidad de proteínas corporales y compensar con la alimentación las pérdidas producidas a diario. Hidratarse es básico porque durante la vejez aumenta el riesgo de deshidratación, la sensación de sed es más pequeña y hay una menor capacidad de concentrar la orina. Para mantener el esqueleto en buen estado el calcio es la base de la dieta. La vitamina D y la fibra también son altamente recomendables.